Dímelo, dímelo, dímelo! ni siquiera se que quiero que me digas, pero tienes tanto que decirme, o era al revés?
porque siempre la espera me desarma entera...
Pobres letras, algún día se volverán asquerosamente suaves y te las pegare en todas las canciones que gastas antes de dormir. Junto con ellas ire yo, asi con la sonrisa livianita para que no despeinemos a Dios.
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