sábado, 27 de agosto de 2011

Menopausia precoz (por culpa del gueón maricón)

Fue hace una década que la cabra chica acostumbraba esconderse debajo del sillón, así los platos que la señora le tiraba al “gueon maricón” no le llegaban en la cabeza.

Era hace dos décadas que la señora embarazada quería abortar, porque cada vez que en el futuro engendro un hijo quiso matarlo antes de parirlo.

Y la señora le parió sus heridas a la cabra chica, sus manchas en el cerebro y su neurosis.

Todos los días antes de desayunar le decía que por culpa del gueón maricón dios no existía, que a el no le interesaba sanarnos el hambre porque la gente lo había echo desaparecer este siglo con su falta de fe.

A todo esto.... al gueón maricón no le faltaba nunca su petaquita en el bolsillo izquierdo y se reía pegándole a la señora en el suelo, en la vereda y en el barro. Pero lo que mas le gustaba era hacerla correr mientras gritaba Ayuda vecina, ayuda!!

La cabra chica todos los fines de semana estaba invitada al suicidio en un canal que pasaba cerca de la casa y que nunca llegaba porque la señora siempre con un ojo o algo mas morado se arrepentía justo antes de tirarse. (A lo mejor se daba cuenta que la mierda flotaba y para que se iba a mojar en invierno)

La señora neurótica ya no podía levantarse sin reclamar y la cabra chica que heredo lo gueona del gueón maricón no podía dormirse sin llorar porque en esa familia la menopausia anticipada que atacaba el alma se había convertido en una herencia desde que la señora un día caminando con una sonrisa pegada en el cerro se acerco a una gitana que le robo un mechón de pelo a la cabra chica.

Desde ahí los únicos ratos felices que siguieron a la señora fueron las veces en que escucho a Arjona haciéndose pasar por una de sus cuarentonas musas o cuando el gueón maricón no llegaba a la casa porque el trabajo se lo consumía entero al igual que el cigarro.

La cabra chica ahora quedaba un poco incomoda detrás del sillón, pero igual seguía escondiéndose de los platos ya rotos que ahora le lanzaba el mundo gueón y maricón. (De ahí la antigua creencia de que el mundo es hombre)

Si usted es hombre y lee esto preguntele al gueón maricón la versión de porque el mundo es mujer, a mi esto me lo contó la cabra chica una tarde toda moquienta, así que cuidadito con venirme con gueas raras.

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