lunes, 27 de diciembre de 2010


Era tan extraño sentir cuando se abrazaba a esos fingidos orgasmos, y siempre una cara nueva la acompañaba a su búsqueda desesperada de eso que la gente en la tele llama amor. Siempre se mordía la feminidad desde dentro, atándola a continuar aunque ya su espacio entre las piernas quedase seco, con sueños huecos.
Era tan extraño sentir como la sobremesa que se asoma con los ojos pegados después de la comida, llegaba a destruirla entre olor a cuerpos quemados y unas cuantas cenizas flotando ahí dentro del vaso de ron. Era tan extraño….
Era extraño, extraño recibir restos de vida ya vencida entre las paredes de su piel, entre los labios ya partidos que buscan algo de humedad.
Era extraña la hora posterior al cigarro en la que todo se define, casi extraño, casi porque el mayor tiempo sus pechos acababan solos, perdidos entre las sábanas, observando otros cuerpos soñar….
Era extraño, fue extraño cuando miro hacia el techo y entre pedazos de pintura vio dibujado con lápiz labial rojo el nombre Esperanza….



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